Oriol Balaguer |
Cualquier excusa es buena para comer un trozo de chocolate y más ahora que la Pascua está al llegar. Los escaparates de las pastelerías de Barcelona se llenan de monas para que los padrinos puedan escoger cual van a regalar a sus ahijados.
La tradición dice que es el padrino o el abuelo quien regala la mona al ahijado por Pascua. Inicialmente se trataba de una masa de coca hecha con azúcar y otras golosinas, siempre coronada por huevos duros. Generalmente se ponían tantos huevos como años tenía el niño, hasta los 12 años, cuando hacía la comunión. Con el tiempo, las monas fueron evolucionando y los huevos pasaron a ser de chocolate, ingrediente que finalmente pasó a ser la propia base de la mona.
Actualmente encontramos auténticas maravillas, pero casi siempre inspiradas en los personajes infantiles de moda. Este año triufan Peppa Pig, Angry Birds, y un clásico como el Barça, aunque no podemos olvidar los clásicos huevos con diferentes decoraciones.
¡También encontramos monas japonesas como las de la pastelería Ochiai Takashi inspiradas en recetas niponas! ¡Mirad qué maravilla!
Este post obviamente no podía terminar sin nombrar al maestro Christian Escribà, su mona protagonista, siempre envuelta en misterio, no ha visto todavía la luz, pero estad atentos porqué en su Facebook anuncian noticias para mañana....
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